7 TIEMPOS



ES TIEMPO DE... 

El año 2019 estaba a punto de concluir. Me encontraba con mi familia en Chehalis, un pequeño pueblo del estado de Washington, cuando escuché por primera vez de un virus que estaba causando estragos en una provincia central de China. En ese momento aquel virus que todavía no tenía nombre le quitaba la vida misteriosamente a mucha gente.

Esa noticia me entristeció, pero no me preocupó tanto. Pensé que sería otra de esas crisis sanitarias que inician y terminan muy lejos de mi país. Ya había escuchado sobre otros virus como el SARS, el MERS, el H1N1 y el Ébola que habían causado muchas muertes en Asia, Medio Oriente y África, pero que (hasta donde sé) nunca llegaron a tocar suelo dominicano. Pero esta vez es diferente. Por eso creo que ES TIEMPO:

1.  ES TIEMPO DE ADMITIR NUESTRA IGNORANCIA: Nos encontramos ante una situación totalmente nueva. Los que no somos especialistas debemos reconocer nuestra ignorancia. Necesitamos vencer la tentación de considerarnos expertos y, peor aún, de propagar informaciones cuya fuente o confiabilidad desconocemos. Por favor, no contribuyamos a la desinformación compartiendo videos, artículos y noticias a menos que hayamos comprobado que vienen de fuente confiable y que estemos convencidos de que realmente es necesario compartirlas. Hay una gran diferencia entre los hechos confirmados y las especulaciones basadas en la imaginación. No seamos ingenuos.

2. ES TIEMPO DE RECONOCER NUESTRA VULNERABILIDAD: Cuando todo comenzó, yo creía que el COVID-19 era solo un peligro para los asiáticos. Después que la epidemia se convirtió en pandemia, entonces pensé que solo las personas mayores con problemas previos de salud estaban amenazadas. Aunque este último grupo sigue siendo el más afectado, las muertes de niños, adolescentes, jóvenes y adultos jóvenes en diferentes lugares del mundo debería convencernos de que todos somos vulnerables. Además, si contraes el virus, pero no mueres por ser joven y porque tienes buena salud, todavía puedes contagiar a otras personas que sí podrían morir.  

3. ES TIEMPO DE APOYAR, OBEDECER E INTERCEDER POR NUESTRAS AUTORIDADES: En estos momentos, las autoridades políticas y sanitarias tienen que tomar muchas decisiones cada día. Son decisiones que afectarán a millones de personas. Vamos a orar por nuestros líderes para que Dios les dé sabiduría y discernimiento. Ellos también son seres humanos y están bajo mucha presión. En el caso de República Dominicana, debemos orar para que el Espíritu Santo ayude al partido de gobierno y a los partidos de oposición a poner sus intereses políticos a un lado y a trabajar juntos por el bien del país.

4.    ES TIEMPO DE RECONOCER NUESTRA NECESIDAD: Necesitamos arrepentirnos de nuestros pecados. Necesitamos perdonar a quienes nos han ofendido y también necesitamos pedir perdón a quienes hemos herido o traicionado. Pero, sobre todo, necesitamos tener una relación con Dios que no esté basada en el miedo provocado por esta crisis, sino en que Él es nuestro amante Padre Celestial que quiere redimirnos por medio de Jesucristo nuestro Salvador. Si nos acercamos a Dios solo por el coronavirus, entonces nos alejaremos de Él cuando la crisis termine. Pero si venimos a Él reconociendo que lo necesitamos porque somos pecadores y porque Él nos ama y quiere salvarnos, entonces pasada la crisis, continuaremos en comunión con Él hasta que Él establezca Su reino.

5.    ES TIEMPO DE PROTEGER NUESTRA ALMA COMO PROTEGEMOS NUESTRO CUERPO: Es imprescindible que mantengamos la distancia social, que nos los lavemos las manos frecuentemente, que usemos mascarillas y guantes si por alguna razón obligatoria tenemos que salir de la casa, etc. Estas simples medidas podrían (literalmente) salvar nuestras vidas y las de aquellos con quienes entramos en contacto. Aunque todavía quedan algunos temerarios que desoyen estos importantes consejos, me parece que la mayoría de las personas que tienen su juicio sano, se están protegiendo de estas maneras. Pero el confinamiento obligatorio en el que nos encontramos podría tentarnos a contaminar nuestra alma por medio de la tecnología. Recordemos que la inmoralidad virtual es tan real y dañina como la contaminación física.

6.    ES TIEMPO DE PRACTICAR LO QUE PROCLAMAMOS: Los epidemiólogos, los sociólogos, los economistas y los profesionales de la salud mental nos advierten que las repercusiones de la actual pandemia son tan serias que el mundo jamás volverá a ser el mismo. El cuadro se ve lúgubre. Pero los discípulos de Cristo debemos practicar lo que proclamamos: «Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar» (Salmo 46:1-2). Nuestra paz no depende de las circunstancias, sino de Su presencia: «Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú estarás conmigo» (Salmo 23:4).

7.  ES TIEMPO DE EMPATIZAR Y ORAR:  Antes de que iniciara esta pandemia, millones de personas alrededor del mundo ya vivían en sufrimiento a causa de las guerras, las epidemias o la extrema pobreza que afectan los lugares donde ellos viven. Después que pase esta crisis, probablemente esas personas seguirán en las mismas condiciones. Ahora que las lágrimas, el dolor y el temor están tocando las puertas de los hogares del mundo entero, es tiempo de empatizar con esas personas. No nos olvidemos de ellos cuando pase el COVID-19. Debemos orar y obrar para aliviar su dolor. A veces no tenemos que ir tan lejos para ayudar, algunas de esas personas viven cerca de nosotros.  Este momento también es oportuno para recordar en nuestras oraciones a quienes están perdiendo a sus seres queridos a causa del coronavirus. Imaginemos el terrible dolor de perder a un ser amado en estas circunstancias, sin poder sepultarlo, o hacerlo sin recibir el abrazo consolador de amigos y familiares.

La Semana Santa 2020 está a punto de comenzar. Será una Semana Santa muy diferente a todas las que hemos vivido. Aprovechemos las circunstancias especiales para reflexionar en nuestro Señor Jesucristo y en cómo Él se encarnó para vivir entre nosotros y para experimentar nuestro dolor.  Es tiempo de regresar a Aquel que derramó su sangre para darnos vida, perdón y esperanza. Es tiempo de reflexionar.

Aneury Vargas Ramírez
Universidad Adventista Dominicana
3 de abril de 2020

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