TRES RIDICULECES EN LA PELÍCULA "HASTA EL ÚLTIMO HOMBRE"

Tuvimos que tomar cuatro vuelos cuando regresábamos de República Dominicana a Filipinas. El más largo fue el vuelto DL 275 que duró 13 horas en su trayecto de Detroit a Tokio. Por cómodo que sea el avión, llega un momento en que uno ya no encuentra cómo ponerse o qué hacer. Dormir no es una opción cuando el reloj biológico ya está trastornado. Fue así como acabé prendiendo (otra vez) la pantallita con las películas que Delta Airlines ofrece a sus pasajeros.  

Terminé viendo Hacksaw Ridge (Hasta el Último Hombre).  La película, dirigida por Mel Gibson y protagonizada por Andrew Garfield, tuvo seis nominaciones al Óscar, incluyendo la nominación a Mejor Película del Año. El filme narra la historia real de Desmond Doss, un joven adventista del séptimo día que se enlista en el ejército norteamericano como paramédico no combatiente durante la segunda guerra mundial. Durante los 131 minutos de duración, aparecen tres grandes ridiculeces en la película:

1.     Durante su entrenamiento y aun durante su participación en la feroz batalla de Okinawa, el soldado Doss se niega en todo momento a portar armas de fuego basado en su convicción de que el mandamiento bíblico NO MATARÁS sigue vigente. Doss nunca llega a tomar un arma de fuego ni siquiera cuando su vida está en serio peligro.

2.     La segunda ridiculez ocurre cuando Doss también se niega a participar en los ejercicios militares durante las horas del sábado. Según él, la obediencia al mandamiento de SANTIFICAR EL SÁBADO sigue siendo requerida por Dios. Sin embargo, una vez en el campo de batalla, Doss se muestra más que dispuesto a trabajar arduamente durante las horas del sábado cuando se trata de salvar vidas.

3.     La ridiculez más dramática ocurre durante los momentos más sangrientos de la batalla. Desmond Doss arriesga su vida entrando al mismo centro de la batalla para rescatar a los soldados heridos. Muchos de los 75 soldados a quienes Doss salvó la vida, eran los mismos que se habían burlado de él repetidamente por su insistencia en guardar el sábado y negarse a portar armas o disparar.  Y no solo eso, también puso su vida en riesgo para salvar a varios soldados del ejército japonés. Doss fue herido varias veces durante sus operaciones de rescate.

Al terminar de ver esta película basada en hechos reales a uno le quedan muchas preguntas en la mente. Por ejemplo, ¿Por qué alguien en su sano juicio puede negarse a portar armas en plena guerra? ¿Por qué insistir en guardar el sábado cuando el 99% de los cristianos del mundo dicen que ya no es necesario hacerlo? ¿Dónde encontró fuerzas para perdonar a esos compañeros y superiores que se burlaron de su fe? ¿Cómo es que este hombre no solo se niega a disparar contra los enemigos que están tratando de matarlo, sino que también se arriesga para salvarles la vida a soldados del bando opuesto?

Al igual que Desmond Doss, yo también soy un adventista del séptimo día, por eso no me resulta difícil responder las preguntas anteriores. Este hombre estaba simplemente siguiendo el ejemplo del Señor Jesucristo quien también fue ridiculizado cuando ordenó a sus seguidores amar a los enemigos (Mateo 5:43-48), y a perdonar a otros de la manera como Dios nos perdona (Mateo 6:12). Además, uno de los mandamientos que Dios escribió con su propio dedo en el decálogo prohíbe quitarle la vida a otros seres humanos (Éxodo 20:13).

Finalmente, según Génesis 2:3, miles de años antes de que el Señor escribiera los diez mandamientos en el Monte Sinaí, ya había santificado el sábado como su día especial al terminar la creación cuando solo existían Adán y Eva, quienes no eran ni judíos ni adventistas del séptimo día. Desmond Doss estaba consciente de que los seres humanos podemos alcanzar la salvación solamente por gracia por medio de la fe (Efesios 2:8-10), así que su obediencia a los mandamientos de Dios no era un intento de ser salvo por medio de las buenas obras.  Estuvo dispuesto a obedecer, a arriesgar su vida, a ser ridiculizado, en agradecimiento al Dios que ya lo había salvado.

En los tiempos finales de la historia, Satanás se airará como dragón y perseguirá solo a los cristianos que obedecen los mandamientos de Dios (Apocalipsis 12:17). Solo las personas transformadas por el Espíritu Santo puede tener el amor, la valentía y el compromiso de seguir al Señor Jesucristo aun en medio de las burlas y la persecución. Por la gracia de Dios, yo estoy dispuesto a obedecer a mi Salvador en todas las circunstancias de la vida. ¿Y tú?

Aneury Vargas,
20 de mayo de 2017
AIIAS, Silang, Cavite,

Filipinas