EL CHAT DE LA VERGÜENZA
Al comienzo
de esta semana tuve (¡finalmente!) la oportunidad de conocer la Isla del Encanto.
Estuve solo 3 días en la isla por asuntos de trabajo. Aunque el viaje fue corto,
pude disfrutar del cariño y las atenciones de los boricuas. Un atardecer,
mientras algunos amigos íbamos a cenar, vimos a un grupo de personas que
protestaban en la calle con pancartas y altoparlantes. Cuando pregunté la razón,
me dijeron que se retrataba de una reacción al chat de la vergüenza.
Bueno, les
explico. Resulta que el gobernador de Puerto Rico y un pequeño grupo de sus colaboradores
tenían un chat privado en el que hablaban en términos obscenos, sarcásticos y
burlones de amigos y enemigos. Todavía no se sabe quién ni cómo, pero alguien
filtró al público casi 900 páginas del contenido de este chat de la aplicación Telegram,
usada por los inculpados. Allí se burlan de los obesos, los homosexuales, las
mujeres, y hasta hacen chistes sobre los muertos del Huracán María. También
hablan de cómo han manipulado las encuestas y los medios de comunicación para
beneficio personal.
El hecho de
que conocidas figuras puertoriqueñas como Bad Bunny y Ricky Martín también hayan
sido objeto de las burlas y críticas del chat ha hecho el asunto más llamativo.
Muchos puertorriqueños, incluyendo a algunos que viven fuera de la isla, han
estado reclamando de muchas maneras que el gobernador Ricardo Roselló renuncie,
como ya lo han hecho algunos de los participaron en el chat. La gente se siente
traicionada y engañada. No es para menos.
Hay mucho
enojo. Solo el tiempo nos dirá en qué parará todo esto. Pero mientras lo
averiguamos hay por lo menos tres lecciones que podemos aprender de esta
situación:
1.
En primer lugar, se cumple lo que el
famoso hacker colombiano, José Pinto, dijo en una reciente entrevista: «La
privacidad no existe. Es solo un mito». Según Nextu.com «Telegram
cifra sus conversaciones con un protocolo propio, lo cual ofrece una
gran seguridad a sus usuarios. A su vez, los chats secretos están cifrados
de extremo a extremo, y los demás entre el cliente y el servidor.» Ya vemos que las palabras “secreto”, “seguridad” y “privacidad” son
solo eso, palabras.
2. En segundo
lugar, está la ironía de que personas que promueven en público con su
estilo de vida y su música la inmoralidad, la indecencia y la corrupción, están
condenando a personas que (muy incorrectamente) hicieron comentarios misóginos,
homófobos, e irrespetuosos en privado.
3. La tercera y última
lección la recibimos del rey Salomón quien concluye
el libro de Eclesiastés con estas sabias palabras: «El fin de este asunto es que ya se ha escuchado todo. Teme, pues, a
Dios y cumple sus mandamientos, porque esto es todo para el hombre. Pues
Dios juzgará toda obra, buena o mala, aun la realizada en secreto» (Eclesiastés 12: 13-14).
Todo este
cuadro entraña también una advertencia especial para los discípulos de Cristo.
Deben actuar responsablemente aun en el uso privado del Internet. Aunque
nuestras cuentas de Facebook, WhatsApp, Instragram, e-mail nunca sean hackeadas,
debemos saber que, ante los ojos de Dios, realmente no hay nada oculto. Ni
siquiera el historial de las cosas que buscamos y vemos en la red. El apóstol
Pablo nos advierte: «No se engañen: de Dios nadie se
burla. Cada uno cosecha lo que siembra»
(Gálatas 6:7).
Por la
gracia de Jesucristo, en este día
quiero honrar a mi Creador en todas mis actividades públicas y también en las
privadas, ¿Y tú?
Aneury Vargas,
19 de julio de 2019
Universidad Adventista Dominicana
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