FUERZA PODEROSA, PERO NO IRRESISTIBLE
En agosto del
2013 mi esposa y yo tuvimos el privilegio de visitar Columbia Británica en Canadá
para participar en la boda de unos amigos. Mi esposa era una de las damas de
honor y yo era el pastor oficiante. Luego de la ceremonia nos quedamos unos
días en casa de los padres de la novia quienes actuaron como los anfitriones
perfectos. Gracias a su hospitalidad y generosidad disfrutamos de una de las
vacaciones más divertidas que hayamos tenido.
Sobrevolamos la
ciudad en su avioneta, dimos un paseo por una montaña en sus four-wheels,
y finalmente nos llevaron de pasadía al Lago Wood. Fue emocionante ver un gran
oso negro salvaje cerca del lago, pero lo más emocionante de todo fue lo
ocurrido en esta foto. Nos subimos en ese
inflatable y fuimos halados por un bote a alta velocidad. Como se
puede apreciar, teníamos una mezcla de susto con emoción. Nuestro vehículo
inflable no podía resistir la fuerza de los motores del bote. Mi esposa me
cuenta que cuando me conoció sintió algo parecido; me dice que la parecí igual
de irresistible😊😀.
Para algunos cristianos que aceptan las ideas de Agustín y Calvino, la gracia de Dios es como el bote que tiraba de nuestro inflatable: IRRESISTIBLE. Según ellos, Dios predestinó o eligió a un grupo de personas para ser salvos y no hay nada que estos escogidos puedan hacer para resistir la gracia de Dios. Unos pocos pasajes bíblicos parecieran apoyar esta posición, pero cuando estos textos son estudiados a la luz del contexto general de las Escrituras nos encontramos con un cuadro diferente: Dios desea que todos los seres humanos se arrepientan (2 Pedro 3:9) y que todos seamos salvos (1 Timoteo 2:4).
¿Pero es posible
esto? ¿Puede Dios salvar a todo el mundo? Bueno, hay una idea opuesta a la
teología de Agustín y de Calvino que dice que Dios es un Padre tan dulce y tan
tierno, que al fin y al cabo se llevará a todo el mundo a su Reino se hayan
arrepentido o no. Pero la idea de la salvación universal tampoco encuentra
apoyo en las Escrituras donde se nos dice que aunque Dios envió a su Hijo a
morir por toda la humanidad, es necesario que creamos en Él (Juan 3:16) y nos
arrepintamos (Hechos 3:19) para poder ser salvos.
En conclusión, la
gracia y el amor de Dios hacia nosotros son una fuerza muy poderosa. Su amor
hacia sus hijos es tan fuerte y tan grande que el Creador se convirtió en uno
de nosotros a fin de cargar con nuestros pecados (Juan 1:14; Isaías 53); por
esa razón «no hay condenación para los que están en Cristo Jesús»
(Romanos 8:1). Pero aunque
Dios es Todopoderoso, no usa su fuerza para obligarnos a amarlo. Él nos creó
con la capacidad de aceptar o rechazar su amor. En este mismo momento que estás leyendo estas
palabras, el Salvador te está llamando a entregarte por completo a Él: «He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si
alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo»
(Apocalipsis 3:20).
Si no le has
entregado tu vida al Señor Jesucristo; o si una vez lo hiciste, pero te has
apartado de Él; o si asistes a la iglesia, pero sabes que no vives en comunión
con tu Salvador, en este momento Él te está llamando. Hoy es el día oportuno,
hoy es el día de la salvación. No resistas más el llamado de tu Padre Amante.
No endurezcas tu corazón. Mientras escribo estas líneas estoy orando para que
te rindas al Salvador hoy y ahora. Ven a Él como estás. Ven ahora. Usa tu
libertad de elección para encontrar la libertad verdadera que solo Cristo puede
darte. Si ya eres un discípulo de
Jesucristo, ayuda a tus amigos a acercarse al Salvador. Hazlo por medio de la
oración, tus palabras, tus talentos, pero sobre todo por el testimonio de tu
vida.
Si decidiste abrir la
puerta de tu corazón al Salvador, por favor, escríbeme por Facebook, o envíame
un e-mail (aneuryvargas@aiias.edu),
si necesitas que alguien te visite o te contacte para fortalecer la decisión
que acabas de tomar. Que Dios te bendiga.
Aneury Vargas,
AIIAS, Silang, Cavite, Filipinas
4 de mayo 2017
Comments
Post a Comment