RESOLUCIONES DE AÑO NUEVO EN ABRIL


Hace muchos años, cuando el e-mail no existía ni en las películas de ciencia ficción, recibí una carta por correo de mi vieja amiga Lissette Coplín. Ahora no recuerdo el contenido de la misiva, solo me acuerdo de la frase de despedida: "Aneury, espero que todos tus problemas duren tanto como tus resoluciones de año nuevo."

Al iniciar un nuevo año muchos de nosotros hacemos promesas a Dios, a nosotros mismos, o a la familia. Algunas de las resoluciones más comunes son perder peso, hacer ejercicio, volverse vegetariano, aprender idiomas, leer más la Biblia, ahorrar, prestar más atención a la familia, usar una agenda, etc. Pero con frecuencia, para el día 10 de enero la mayoría de nosotros ya hemos olvidado de todas nuestras promesas y decisiones.

En esta breve reflexión solo quiero refrescarte una muy buena noticia: A diferencia de nosotros, DIOS NUNCA OLVIDA SUS PROMESAS. Permíteme compartir contigo tres de las promesas divinas que más han impactado mi vida a través de los años:
  1. La promesa de la paz que encontramos al venir al Señor Jesús: «Vengan a mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar» (Mateo 11:28).
  2. La promesa del perdón completo cuando acudimos a él arrepentidos: «Aunque sus pecados sean como el rojo más vivo, yo los dejaré blancos como la nieve; aunque sean como tela teñida de púrpura, yo los haré blancos como la lana» (Isaías 1:18).

  3. La más hermosa y reconfortante de todas las promesas, solo válida para los que han aceptado las dos promesas anteriores: «No se angustien ustedes. Crean en Dios y crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchos lugares donde vivir; si no fuera así, yo no les hubiera dicho que voy a prepararles un lugar. Y después de irme y de prepararles un lugar, vendré otra vez para llevarlos conmigo, para que ustedes estén en el mismo lugar en donde yo voy a estar» (Juan 14:1-3).
Aunque nosotros rompamos nuestras promesas con frecuencia y facilidad, nuestro Padre Celestial hace promesas que son grandes y fieles. Podemos aferrarnos a ellas en todo momento. Hagamos nuestras las siguientes palabras del viejo himno cristiano:

Todas las promesas del Señor Jesús
Son apoyo poderoso de mi fe;
Mientras viva aquí cercado de su luz,
Siempre en sus promesas confiaré.

 
Aneury Vargas, Silang, Cavite, Filipinas

 

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