EL DIA DE REYES Y LA GRANDEZA DE LAS COSAS PEQUEÑAS

EL DIA DE REYES Y LA GRANDEZA DE LAS COSAS PEQUEÑAS

Escribí esta reflexión a inicios del año pasado y la compartí con algunos amigos por e-mail. Pienso que todavía conserva su valor, así que decidí compartir este mensaje viejo para este año nuevo. Feliz 2015. 

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Ayer mientras iba conduciendo escuchaba un programa radial en el que los locutores preguntaban a los radioescuchas qué era lo que más extrañaban de su niñez.  Mientras las personas llamaban o escribían para mencionar esos momentos, lugares y personas inolvidables para ellos mi mente se remontó a mis años tempranos y, entre otras cosas, me acordé en especial del Día de Reyes.

Era un día esperado durante todo el año.  Recuerdo como mis padres nos aconsejaban portarnos bien durante el año para que los reyes “nos dejaran juguetes”.  La víspera del anhelado día nos recomendaban dejar debajo de nuestras camas un pequeño envase con agua y algo de hierba para los camellos además de algunas mentas y hasta cigarrillos para los Reyes ¡Cuánta inocencia! ¡Qué candidez la nuestra!  Bueno, no importaba lo absurdo de aquellas prácticas, lo importante es que parecían funcionar, pues al día siguiente encontrábamos esos soñados juguetes que aunque no eran como los de los vecinos ni se parecían a los que veíamos en la tele igual eran una causa de gran alegría para nosotros.  No bien comenzado el día estaban las calles de nuestro barrio llenas de niños disparando por todos los lados con sus pistolas de agua o con sus armas de “mito”; los menos pobres del barrio, aunque no necesariamente los más felices, exhibían con orgullo sus carritos control remoto o sus bicicletas, y las niñas sus muñecas que podían “hablar”. 

Creo que lo más especial del Día de Reyes para mí era el hecho de que ese día ocurriría algo que no sucedía en ningún otro día del año puesto que era el único día del año que recibía juguetes.  Para muchos otros niños ése no era el caso.  El programa radial no había terminado cuando llegué a casa y apagué el radio.  No sé cómo terminó el programa, pero me puse a pensar en cuántas personas ya adultas también tienen un “Día de Reyes” que anhelan que llegue  porque saben que ese día tendrán algo que no reciben durante el todo el año.

No sé cuánta gente habrá en el mundo que espera con ansias su día de cumpleaños porque saben que ese día los amigos que nunca escriben escribirán, los familiares nunca llaman llamarán y los compañeros que nunca pronuncian palabras amables las pronunciarán ese día.  Me pregunto cuántas madres y abuelas esperan el Día de las Madres porque los hijos que durante el año solo muestran indiferencia, desobediencia, falta de respeto ese día en especial se disfrazarán de hijos buenos para desearle a la mamá muchas felicidades.  Me pregunto cuántas señoras cuentan los días en espera de esa ocasión para recibir esos abrazos, esos besos, esas llamadas y visitas que necesitan tanto los otros 364 días del año ¡Quién sabe cuántos cónyuges esperan el día del aniversario de bodas! Ese día su pareja le mostrará (si tiene suerte) un cariño más o menos parecido al profesado durante el noviazgo.  Es posible que esa noche haya una cena, una salida especial o alguna otra expresión de amor que era tan necesaria un día, una semana o un mes antes. 

Bueno, no quisiera dar la impresión de que estoy en contra de las fechas emblemáticas.  Lo que ocurre es que con el tiempo, durante mi mocedad, fui conociendo a otros muchachos y muchachas para quienes el Día de Reyes no era “la gran cosa”.  No es que no les gustara ese día, sino que durante el año sus padres también les regalaban juguetes en cualquier fecha y sin ningún motivo especial y para ellos el Día de Reyes era una ocasión más de esas que vivían varias veces durante el año.  Entonces se me ocurre que las fechas emblemáticas son importantes y significativas solo si conmemoran y completan algo que viene ocurriendo durante todo el año, de lo contrario, en mi opinión son solo un acto artificial, un intento de esconder una desconexión que es ya evidente para el “festejado”. 

Si solo escribimos, llamamos o visitamos a alguien en una fecha conmemorativa y nunca antes o después, la otra persona tiene derecho a poner en duda la autenticidad de la relación.  Si solo buscamos a alguien cuando necesitamos su ayuda y nunca antes o después, es probable que la otra persona piense en sus adentros, tal vez sin nunca expresarlo, que somos buscados “por interés”.  Si la única ocasión en que nos acercamos a alguien es para reprender o “aconsejar” es posible que la persona escuche por cortesía nuestras palabras, pero en su interior solo nos vea como a un intruso que no tiene ningún derecho a entrometerse en nuestras vidas.  De las personas a quienes consideramos buenos amigos podemos recibir hasta “cocotazos” y aunque nos duelan sabemos que son motivados por el amor.  Esto, por supuesto, si la misma mano que nos da el “cocotazo” también ha aparecido en ocasiones “ordinarias” para mostrarnos amistad.  Lo que para nosotros puede ser simple negligencia o descuido, podría un tener significado diferente para los demás.

Hace varios meses, un martes de mayo, tuve que viajar a San Cristóbal.  Iba al funeral de un amigo. Tenía que regresar a Bonao temprano pues estaba conduciendo una Semana de Oración en una iglesia cercana a la Universidad.  Ese mismo día quería también visitar a mi enfermo padre que vivía en Haina, no muy lejos de San Cristóbal, pero si lo hacía corría el riesgo de llegar tarde a la iglesia.  Finalmente decidí ir a verlo.  Pasé un rato con él, me acosté con él en su cama, lo abracé y lo besé como era mi costumbre. No duré más de 15 minutos en la casa.  Tres días más tarde recibí una llamada de mi hermano menor.  El viejo se nos había ido.  Nunca imaginé que aquella visita improvisada sería mi última oportunidad de ver a Papi con vida.

Bueno, el 2014 acaba de comenzar.  Solo tiene 4 días de edad.  Todavía faltan 5 meses para el Día de las Madres.  Como MUCHA gente (por lo menos en República Dominicana) se casa en diciembre, todavía falta casi un año para el aniversario de bodas, tal vez faltan 6 meses para el cumpleaños de tu hijo, o 35 semanas para el cumpleaños de tu padre o de tu amigo ¿Esperarás todo ese tiempo para escribir, para llamar o para visitar? ¿Vas a esperar que el 2014 se ponga más viejo antes de dar un abrazo o un beso, o para pronunciar una palabra de elogio o de cariño? Papi murió unas cuantas semanas antes del Día de los Padres, ocasión en que sin duda yo lo habría visitado.  Pero para cuando llegó esa “ocasión especial”, mi papá ya tenía muchos días de sepultado.

La Palabra de Dios enseña que la fe sin obras es una fe muerta (Santiago 2:26). Así mismo el amor que no se expresa es como si no existiera.  Si tienes mucho cariño y aprecio por alguien, pero no los demuestras es como si ese cariño y aprecio no existieran.  Así que no esperemos el “Día de Reyes” para dar muestras de amor, agradecimiento y cariño.  Tomemos varios momentos ordinarios durante todos los meses del 2014 para enviar un e-mail, para hacer una llamada, para dar un viaje y sorprender a alguien con una visita aunque no se esté celebrando nada especial.  Esa muestra de cariño inesperado podría hacer de un día común una ocasión extraordinaria para la persona que lo recibe.  Hagamos como el sombrerero loco de Alicia en el País de las Maravillas y celebremos a nuestros seres queridos un “Feliz Día del No Cumpleaños” en cualquier momento del 2014.

Que Dios te bendiga,

Aneury Vargas,
Bonao, República Dominicana
4 de enero de 2014
  


Comments

  1. Me encantó. Dios le siga llenando de sabiduría para que continué aportando esas reflexiones tan valiosas.

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