EL DIA DE REYES Y LA GRANDEZA DE LAS COSAS PEQUEÑAS
EL DIA DE REYES Y LA GRANDEZA DE LAS COSAS PEQUEÑAS
Escribí esta reflexión a inicios del año pasado y la compartí con algunos amigos por e-mail. Pienso que todavía conserva su valor, así que decidí compartir este mensaje viejo para este año nuevo. Feliz 2015.
******************************************************************************
Ayer mientras iba
conduciendo escuchaba un programa radial en el que los locutores preguntaban a los radioescuchas qué era lo que más extrañaban de su niñez. Mientras
las personas llamaban o escribían para mencionar esos momentos, lugares y
personas inolvidables para ellos mi mente se remontó a mis años tempranos y,
entre otras cosas, me acordé en especial del Día de Reyes.
Era un día esperado durante
todo el año. Recuerdo como mis padres nos aconsejaban portarnos bien
durante el año para que los reyes “nos dejaran juguetes”. La víspera del
anhelado día nos recomendaban dejar debajo de nuestras camas un pequeño envase
con agua y algo de hierba para los camellos además de algunas mentas y hasta
cigarrillos para los Reyes ¡Cuánta inocencia! ¡Qué candidez la nuestra!
Bueno, no importaba lo absurdo de aquellas prácticas, lo importante es que
parecían funcionar, pues al día siguiente encontrábamos esos soñados juguetes
que aunque no eran como los de los vecinos ni se parecían a los que veíamos en
la tele igual eran una causa de gran alegría para nosotros. No bien
comenzado el día estaban las calles de nuestro barrio llenas de niños
disparando por todos los lados con sus pistolas de agua o con sus armas de
“mito”; los menos pobres del barrio, aunque no necesariamente los más felices,
exhibían con orgullo sus carritos control remoto o sus bicicletas, y las niñas
sus muñecas que podían “hablar”.
Creo que lo más especial
del Día de Reyes para mí era el hecho de que ese día ocurriría algo que no
sucedía en ningún otro día del año puesto que era el único día del año que
recibía juguetes. Para muchos otros niños ése no era el caso. El programa
radial no había terminado cuando llegué a casa y apagué el radio. No sé cómo
terminó el programa, pero me puse a pensar en cuántas personas ya adultas
también tienen un “Día de Reyes” que anhelan que llegue porque saben que
ese día tendrán algo que no reciben durante el todo el año.
No sé cuánta gente habrá en
el mundo que espera con ansias su día de cumpleaños porque saben que ese día
los amigos que nunca escriben escribirán, los familiares nunca llaman llamarán
y los compañeros que nunca pronuncian palabras amables las pronunciarán ese
día. Me pregunto cuántas madres y abuelas esperan el Día de las Madres
porque los hijos que durante el año solo muestran indiferencia, desobediencia,
falta de respeto ese día en especial se disfrazarán de hijos buenos para
desearle a la mamá muchas felicidades. Me pregunto cuántas señoras
cuentan los días en espera de esa ocasión para recibir esos abrazos, esos
besos, esas llamadas y visitas que necesitan tanto los otros 364 días del año
¡Quién sabe cuántos cónyuges esperan el día del aniversario de bodas! Ese día
su pareja le mostrará (si tiene suerte) un cariño más o menos parecido al
profesado durante el noviazgo. Es posible que esa noche haya una cena,
una salida especial o alguna otra expresión de amor que era tan necesaria un
día, una semana o un mes antes.
Bueno, no quisiera dar la
impresión de que estoy en contra de las fechas emblemáticas. Lo que
ocurre es que con el tiempo, durante mi mocedad, fui conociendo a otros
muchachos y muchachas para quienes el Día de Reyes no era “la gran cosa”.
No es que no les gustara ese día, sino que durante el año sus padres también
les regalaban juguetes en cualquier fecha y sin ningún motivo especial y para
ellos el Día de Reyes era una ocasión más de esas que vivían varias veces
durante el año. Entonces se me ocurre que las fechas emblemáticas son
importantes y significativas solo si conmemoran y completan algo que viene
ocurriendo durante todo el año, de lo contrario, en mi opinión son solo un acto
artificial, un intento de esconder una desconexión que es ya evidente para el
“festejado”.
Si solo escribimos,
llamamos o visitamos a alguien en una fecha conmemorativa y nunca
antes o después, la otra persona tiene derecho a poner en duda la
autenticidad de la relación. Si solo buscamos a alguien cuando
necesitamos su ayuda y nunca antes o después, es probable que la otra persona
piense en sus adentros, tal vez sin nunca expresarlo, que somos buscados “por
interés”. Si la única ocasión en que nos acercamos a alguien es para
reprender o “aconsejar” es posible que la persona escuche por cortesía nuestras
palabras, pero en su interior solo nos vea como a un intruso que no tiene
ningún derecho a entrometerse en nuestras vidas. De las personas a
quienes consideramos buenos amigos podemos recibir hasta “cocotazos” y aunque
nos duelan sabemos que son motivados por el amor. Esto, por supuesto, si
la misma mano que nos da el “cocotazo” también ha aparecido en ocasiones
“ordinarias” para mostrarnos amistad. Lo que para nosotros puede ser
simple negligencia o descuido, podría un tener significado diferente para los
demás.
Hace varios meses, un
martes de mayo, tuve que viajar a San Cristóbal. Iba al funeral de
un amigo. Tenía que regresar a Bonao temprano pues estaba conduciendo una
Semana de Oración en una iglesia cercana a la Universidad. Ese mismo día
quería también visitar a mi enfermo padre que vivía en Haina, no muy lejos de
San Cristóbal, pero si lo hacía corría el riesgo de llegar tarde a la
iglesia. Finalmente decidí ir a verlo. Pasé un rato con él, me
acosté con él en su cama, lo abracé y lo besé como era mi costumbre. No duré
más de 15 minutos en la casa. Tres días más tarde recibí una llamada de
mi hermano menor. El viejo se nos había ido. Nunca imaginé que aquella
visita improvisada sería mi última oportunidad de ver a Papi con vida.
Bueno, el 2014 acaba de
comenzar. Solo tiene 4 días de edad. Todavía faltan 5 meses para el
Día de las Madres. Como MUCHA gente (por lo menos en República
Dominicana) se casa en diciembre, todavía falta casi un año para el aniversario
de bodas, tal vez faltan 6 meses para el cumpleaños de tu hijo, o 35 semanas
para el cumpleaños de tu padre o de tu amigo ¿Esperarás todo ese tiempo para
escribir, para llamar o para visitar? ¿Vas a esperar que el 2014 se ponga más
viejo antes de dar un abrazo o un beso, o para pronunciar una palabra de elogio
o de cariño? Papi murió unas cuantas semanas antes del Día de los Padres,
ocasión en que sin duda yo lo habría visitado. Pero para cuando llegó esa
“ocasión especial”, mi papá ya tenía muchos días de sepultado.
La Palabra de Dios enseña
que la fe sin obras es una fe muerta (Santiago 2:26). Así mismo el amor que no
se expresa es como si no existiera. Si tienes mucho cariño y aprecio por
alguien, pero no los demuestras es como si ese cariño y aprecio no
existieran. Así que no esperemos el “Día de Reyes” para dar muestras de
amor, agradecimiento y cariño. Tomemos varios momentos ordinarios durante
todos los meses del 2014 para enviar un e-mail, para hacer una llamada, para
dar un viaje y sorprender a alguien con una visita aunque no se esté celebrando
nada especial. Esa muestra de cariño inesperado podría hacer de un día
común una ocasión extraordinaria para la persona que lo recibe. Hagamos
como el sombrerero loco de Alicia en el País de las Maravillas y
celebremos a nuestros seres queridos un “Feliz Día del No Cumpleaños” en
cualquier momento del 2014.
Que Dios te bendiga,
Aneury Vargas,
Bonao, República Dominicana
4 de enero de 2014
Me encantó. Dios le siga llenando de sabiduría para que continué aportando esas reflexiones tan valiosas.
ReplyDelete