NO COMAS LENTEJAS EN EL 2015
NO
COMAS LENTEJAS EN EL 2015
Reciban nuestros saludos desde Cavite, Filipinas.
Estamos a punto de pasar nuestras primeras navidades en el fin del mundo. Cuando ustedes en Occidente reciban el Año
Nuevo, ya aquí habrán pasado 12 horas del 2015. Les digo esto para ayudarles a
entender lo lejos que estamos. Pero,
bueno hemos encontrado una linda familia temporal con los miembros de la
Comunidad Latina y esperamos sobrevivir a pesar de la nostalgia por estar tan
lejos de la mucha gente que amamos.
¿A cuántos de ustedes les gusta la
lenteja? ¿Cuántos de ustedes conocen la canción “Caballo Viejo”? Bueno, hace un par de meses me detuve a
meditar en el relato registrado en Génesis 25:27-34 sobre Esaú y Jacob. En este
pasaje se describe una ocasión en que Esaú llegó muy cansado del campo después
de un intenso día de cacería. Se encontraba no sólo exhausto sino también muy
hambriento. Al regresar se encontró con
su hermano Jacob, quien estaba cocinando un rico guiso de lentejas que despedía
un sabroso olor que aparentemente cautivó la atención de Esaú de
inmediato.
Muerto del hambre como estaba, Esaú no
tardó en pedir a su hermano que le diera un poco de aquel sabroso potaje. El astuto Jacob aprovechó rápidamente esta
oportunidad para tratar de obtener la codiciada primogenitura de su mellizo. Dijo a su hermano: «véndeme en este día tu primogenitura» (versículo 31).
La respuesta de Esaú no se hizo esperar:
«Entonces
Esaú dijo: --‘Como puedes ver, me estoy muriendo de hambre, de manera que los
derechos de hijo mayor no me sirven de nada’» (Génesis
25:32).
El capítulo 25 de
Génesis concluye diciéndonos que «entonces Jacob
dio a Esaú pan y del guiso de lentejas.
Y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así menospreció Esaú la primogenitura».
Es posible que
para algunos de los lectores modernos de este relato resulte difícil comprender
todas las implicaciones de la actitud de Esaú.
Al “vender” su primogenitura, Esaú no solo estaba rechazando su derecho
como hijo mayor a recibir la mayor parte de la herencia de su padre, sino que
también estaba menospreciando el privilegio y el deber de ser el líder
espiritual de la familia. Por un simple plato de lentejas menospreció la
bendición espiritual prometida a Abraham y a su descendencia.
Esaú se concentró
en el deseo/necesidad del momento de tal modo que se olvidó de los planes de
Dios para su vida a largo plazo. Puso toda su atención en el “aquí y ahora” y
descuidó los valores eternos, permitió que su apetito no saciado secuestrara su
capacidad para pensar y decidir con sabiduría.
1500 años más tarde el autor de la Epístola a los Hebreos
escribió al respecto:
Procurad la paz con todos, y la santidad sin la cual nadie verá
al Señor. Mirad bien que ninguno
deje de alcanzar la gracia de Dios; que ninguna raíz de amargura brote y cause
estorbo, y que por ella muchos sean contaminados; que ninguno sea inmoral ni
profano como Esaú que por una sola comida vendió su propia primogenitura.
Porque ya sabéis que fue reprobado, a pesar de que después quería heredar la
bendición, porque no halló más ocasión de arrepentimiento, aunque lo buscó con
lágrimas. (Hebreos
12:14-17).
Años más tarde,
cuando su padre Isaac estaba a punto de morir, Esaú se entristeció por las
consecuencias de su error, pero nunca se arrepintió del pecado en sí. Jacob
también tuvo que pagar las consecuencias de su engaño, pero porque experimentó
arrepentimiento genuino fue perdonado y restaurado.
Nosotros también
debemos estar siempre listos para recibir a quienes han errado y regresan
arrepentidos. Las puertas de nuestras
iglesias, de nuestros hogares y de nuestros corazones deben permanecer siempre
abiertas para dar la bienvenida a los hijos pródigos que se han arrepentido de
sus decisiones y estilos de vida errados.
Después de todo, esto es lo que hace nuestro Padre Celestial con
nosotros cada día.
Probablemente
muchos de nosotros durante este nuevo año 2015 nos encontraremos con
tentaciones a actuar como Esaú, tentaciones a satisfacer las necesidades,
deseos o pasiones del momento sin pensar en las consecuencias futuras. Algunos se tropezarán con “oportunidades” que
parecerán en principio bendiciones divinas para “resolver” en poco tiempo una
situación que de otro modo requería mucho tiempo y esfuerzo.
Algunos recibirán atractivas
ofertas de empleo con la única condición de desobedecer los mandamientos de
Dios, pero “sólo un poquito y de vez en cuando”. Otros encontrarán oportunidades de estudio o
de viaje que implican traicionar sus valores (y al Creador) “sólo un poquito y
un por un corto tiempo”. Habrá otros que
tendrán ocasión de conseguir una promoción en el trabajo o un aumento en sus
ingresos si están dispuestos a dar algunos “servicios extras” al jefe o a la
directora.
Estoy seguro que
durante este nuevo año habrá muchas ocasiones en que Satanás te hará a ti
propuestas seductoras, pero serán tan sutiles que posiblemente no te darás
cuenta de lo que está ocurriendo hasta que ya estés muy cerca de la
oferta. Hace dos mil años el Señor
Jesucristo formuló una pregunta retórica en la que todos necesitamos pensar:
«Pues, ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero y perder su
alma?» (Marcos
8:36).
Pero debes
recordar que no te puedes dar el lujo de esperar hasta que llegue la tentación
para entonces decidir cómo lidiar con ella.
Si no tienes la respuesta que darás cuando vengan las tentaciones,
entonces el mundo te la dará.
El mensaje que uno
recibe de la mayoría de las películas, telenovelas, revistas y canciones es el
mismo: “hagamos lo que diga el corazón”, “sigue tus instintos”, “déjate llevar
de tus sentimientos”, “satisface tus deseos ahora”, “deja que el amor te
guíe”, etc. Otra tendencia igualmente engañosa pero más tonta es la creencia de
que la respuesta a nuestras inquietudes se encuentra en los astros. ¿Y cuál es el resultado de esas filosofías de
vida? Mucha gente que disfruta del placer, gozo, dinero y prestigio por un
breve período de tiempo, pero luego tiene que pagar la factura a precio de
sacrificar su matrimonio, su salud, sus ahorros y sus amistades…y en muchos
casos el precio es más alto aún: la vida eterna.
Y yo me pregunto
¿es realmente seguro dejarse llevar del corazón? ¿Podemos dejar que nuestros
sentimientos nos guíen? ¿O tiene el horóscopo capacidad de guiar nuestras
vidas? ¿A qué tipo de sentimientos se refieren las canciones y las películas
cuando nos invitan a no poner frenos al “amor” cuando este llega?
Sin duda hay
muchos ejemplos más contemporáneos, pero creo que los de mi generación se
acordarán de una canción venezolana que se hizo muy popular a comienzo de los
80. A mi viejo le gustaba mucho y a mí
también… en ese tiempo. Una de las
estrofas más pegajosas de la canción dice:
Cuando
el amor llega así de esta manera
uno no tiene la culpa
quererse no tiene horario
ni fecha en el calendario
cuando las ganas se juntan.
uno no tiene la culpa
quererse no tiene horario
ni fecha en el calendario
cuando las ganas se juntan.
Esta es la misma
mentalidad que tenía Esaú. Cuando el
deseo surge en un momento hay que satisfacerlo a como dé lugar, sin importar
las consecuencias posteriores. Uno de
los ejemplos más comunes y más tontos es el de un hombre casado que se enreda
como una mujer más joven, normalmente soltera.
El hombre termina vendiendo su matrimonio (y a veces su empleo y su
reputación) por un plato de lentejas.
Con frecuencia la
mujer más joven que se creía muy atractiva porque logró que un hombre casado
abandonara su familia por ella, más tarde sufrirá ella misma también las
consecuencias de ser engañada y abandonada.
Si permanecen juntos lo hacen a precio de mantener la conciencia
sofocada.
La última estrofa
de “Caballo Viejo” es muy interesante porque refleja en pocas y rimadas
palabras la mentalidad de millones de personas alrededor del mundo: «Goza ahora
que después de esta vida no hay nada más».
El
potro da tiempo al tiempo
porque le sobra la edad
caballo viejo no puede
perder la flor que le dan
porque después de esta vida
no hay otra oportunidad.
porque le sobra la edad
caballo viejo no puede
perder la flor que le dan
porque después de esta vida
no hay otra oportunidad.
Esta manera de
pensar ya había sido descrita por el profeta Isaías quien, 700 años antes de
Cristo, escribió acerca de los que piensan únicamente en el aquí y el ahora:
«No obstante, he aquí que hay regocijo y alegría. Se matan vacas y
se degüellan ovejas; se come carne y se bebe vino diciendo: ‘¡Comamos y
bebamos, que mañana moriremos!’» (Isaías
22:13)
Permítanme repetir
la pregunta ¿podemos realmente confiar en nuestro corazón, en nuestros
instintos, en nuestros sentimientos para que estos nos guíen ciegamente por los
caminos del “amor y de la vida”? El
profeta Jeremías nos recuerda cuál es el verdadero estado de la naturaleza
humana:
«Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso ¿quién
lo conocerá?» (Jeremías 17:9).
Quisiera concluir
invitándote a rechazar esta filosofía mundana de vivir, a no poner tu confianza
en tus propios sentimientos y tu corazón cuando tengas que decidir asuntos de
importancia mayor, pues puedes terminar siendo traicionado por ti mismo. Tampoco vayas a confiar en los astros, es más
seguro y sabio poner tu confianza en Aquel que creó los astros.
En menos de dos semanas iniciará el nuevo año. En esta nueva página de
vida que el Señor te conceder escribir, haz la resolución de rechazar cualquier
plato de lentejas que implique abandonar el propósito de Dios para tu vida.
Durante el año
2015 te encontrarás en muchas situaciones que demandarán que tomes decisiones. Antes
de tomarlas es bueno consultar la clara y confiable Palabra de Dios. El
salmista David, aprendió de sus errores a no confiar en sus emociones como una
guía segura y oró con sabiduría diciendo:
«Examíname,
oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame, y reconoce mis pensamientos. Mira si
voy en mal camino, Y guíame en Camino eterno.»
(Salmo
139:23, 24).
Aneury Vargas
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