HAZ LAS PREGUNTAS EN EL ORDEN CORRECTO
HAZ LAS PREGUNTAS EN EL
ORDEN CORRECTO
Hola, mis queridos amigos y
amigas,
Reciban nuestros saludos
cariñosos desde el Instituto Internacional Adventista de Estudios Avanzados en
Cavite, Filipinas. Un lugar verdaderamente multicultural,
impredeciblemente lluvioso e insoportablemente caluroso. A pesar de todo esto,
es también increíblemente hermoso. Bueno, les escribo para compartir una
reflexión con ustedes.
¿Alguna vez te has
preguntado cuál es la voluntad de Dios para tu vida? ¿Te has desvelado tratando
de saber por qué estás en este mundo, o cuál es el propósito de tu existencia?
O tal vez crees ya haber descubierto cuál es tu misión en la vida, pero
no sabes cómo obrar ante una situación específica que demanda una decisión
¡Bienvenido al club que tiene más miembros que Facebook!
El interés por conocer las
respuestas a esas preguntas es tan universal que millones de personas alrededor
del mundo están dispuestos a hacer casi cualquier cosa en busca de respuestas.
Algunos recurren a los medios ocultos y supersticiosos, mientras que otros
siguen ciegamente a los llamados gurúes espirituales para que éstos tomen
decisiones por ellos.
Hace unos dos milenios uno
de los personajes más eminentes de la historia también se encontró ante una
encrucijada similar y encontró satisfactoriamente las respuestas que
buscaba. Me refiero al apóstol Pablo, conocido en la primera parte de su
vida como Saulo de Tarso. Se me ocurre que esta persona tuvo éxito al
encontrar las respuestas adecuadas porque hizo las preguntas en el orden
correcto. Permíteme explicarte.
Saulo era un joven exitoso,
por lo menos eso creía. Tenía un buen apellido, una buena educación, una buena
posición social y una buena reputación. Era, además, una persona
religiosa que buscaba agradar a Dios. Pero un día tuvo una experiencia
inesperada, un encuentro que no estaba en su agenda. Rumbo a Damasco, se
encontró de frente con Dios. Este encuentro fue tan trascendental que no solo
transformó dramáticamente la vida de Pablo sino que también tuvo un impacto
profundo en la historia de la humanidad. Pablo descubrió el propósito de
Dios para su vida (Hechos 9).
Si tuvieras la oportunidad
de encontrarte con Dios, ¿Qué le preguntarías? Bueno, si eres como yo, o
como algunas de las personas que he conocido, tal vez harías una o varias de
las siguientes preguntas: ¿Por qué República Dominicana nunca entra al Mundial
de Futbol? ¿Por qué no me hiciste rico en vez de buenmozo? ¿Por qué no nací en
Canadá o en Europa? ¿Qué fue lo que le vio Fulano a Fulana que se casó con
ella?
O quizás tus preguntas sean
un poco más serias: ¿Por qué permitiste que tal o cual cosa ocurriera? ¿Cuándo
voy a lograr tal o cual meta? ¿Para qué estoy en este mundo? ¿Cómo puedo
conocer tu voluntad para mi vida? Estas son preguntas genuinas que todos
nos hacemos (me refiero a las preguntas serias). Pero en su encuentro con
Dios, Saulo formuló solo dos preguntas y en el siguiente orden:
1. ¿Quién eres, Señor? (Hechos 9:5)
2. ¿Qué quieres que yo haga? (Hechos 9:6)
Antes de poder conocer la
voluntad de Dios para nuestras vidas primero necesitamos conocer
a Dios en nuestras vidas. Me parece que el problema de muchos de
nosotros es que queremos tener la respuesta a la primera pregunta (¿Qué quieres que haga, Señor?) sin tener una respuesta experiencial a la
primera interrogante (¿Quién eres,
Señor?). Por supuesto, yo no me refiero a tener
conocimiento teórico de segunda mano. Pablo había recibido mucha
información de sus padres, sus maestros y sus libros. Conocía muchoacerca
de Dios, pero todavía no conocía a Dios.
Por eso su primera pregunta fue: «¿Quién eres? Necesito conocerte».
Después estaría listo para preguntar: «Cuál es tu voluntad para mi vida?
Necesito conocerla».
Al conocer nuestra ansiedad
por descubrir nuestro propósito en la vida el enemigo de nuestras almas produce
muchos sonidos y ruidos que intentan imitar la voz de Dios. Esos sonidos
proceden generalmente de las tradiciones, de la cultura popular, la presión
social, las tendencias del momento, los medios de comunicación e incluso de las
inclinaciones de nuestro corazón. Pero las personas que han conocido a
Dios, que han rendido sus vidas a Él y lo han reconocido como Señor y Salvador,
los que han respondido a la primera pregunta (¿Quién eres, Señor?) han aprendido
a distinguir Su voz de otras voces. En Juan 10:1-5, el Señor Jesús
se presenta a sí mismo como el Buen Pastor y declara que Sus ovejas lo siguen
porque conocen Su voz.
Si solo buscas
a Dios cuando tienes que tomar una decisión, o si solamente oras
y lees las Escrituras cuando quieres conocer Su voluntad, eres un buen
candidato a ser engañado por el enemigo ¿Cómo podrás saber que la “respuesta”
que recibas viene de Dios si no estás acostumbrado a tener comunión con él y si
no estás familiarizado con Su voz? Reconozco que todo esto suena algo
subjetivo y tal vez quisieras tener ideas más específico. Bueno, resulta
que mi esposa me ha prohibido que escriba mensajes demasiado largos y entrar en
detalles me obligaría a añadir dos o tres páginas. Pero al menos quiero
añadir un párrafo más y dos de mis citas favoritas que espero puedan servirte:
Si queremos aprender a
distinguir la voz de Dios necesitamos hacernos sus amigos. No te
preocupes. No necesitas ser perfecto para ser amigo de Dios. Las
Escrituras se refieren a Abraham como «amigo de Dios» (2 Crónicas 20:7;
Santiago 2:23), aunque los que conocemos su historia sabemos que estaba
lejos de ser perfecto. Cometía errores, tenía dudas, albergaba temores. Aun así
Dios lo consideró su amigo, porque Abraham había hecho de Dios lo más
importante para su vida. Primero respondió la primera pregunta (como el
Apóstol Pablo), llegó a conocer a Dios, y luego le fue posible saber qué quería
Dios para su vida. El Señor no solamente le indicó al «padre de la fe»
qué camino debía seguir, sino que también lo acompañó a lo largo del camino, le
renovó las fuerzas para seguir adelante en momentos de desánimo, lo perdonó y
restauró cuando se desvió y lo orientó cuando se encontró ante nuevas
encrucijadas. Todo fue posible porque Abraham se hizo «amigo de
Dios».
Yo también quiero ser un
amigo de Dios y descubrir el propósito de Dios para mi vida, ¿Y tú? Si tu
respuesta es afirmativa, entonces recuerda hacer las preguntas en el orden
correcto.
«Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti,
el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado» (Juan 17:3).
«Así dice el Señor: ´Que no se gloríe el sabio de su sabiduría, ni el poderoso de su poder, ni el rico
de su riqueza. Si alguien ha de gloriarse, que se gloríe de conocerme y de comprender que yo soy el Señor, que
actúo en la tierra con amor, con
derecho y justicia, pues es lo que a mí
me agrada —afirma el Señor—»(Jeremías 9:23, 24).
Aneury Vargas,
Silang, Cavite, Filipinas
6 de agosto de 2014
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