SI PILATO NO LO ENCONTRÓ, TÚ TAMPOCO LO ENCONTRARÁS
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Hace dos mil años, en una semana como esta, Poncio Pilato se formuló esta pregunta “¿Qué haré con Jesús llamado el Cristo?” (Mateo 27:22) . Pilato sólo tenía dos opciones. Quería liberar a Jesús convencido de que era totalmente inocente, pero el pueblo que gobernaba quería la crucifixión inmediata de Jesús. El gobernador romano intentó encontrar un punto intermedio. Quería complacer al pueblo, y al mismo tiempo quería tener la conciencia tranquila. Así que decidió azotar a Jesús (aunque él mismo había repetido varias veces a los dirigentes judíos que el acusado era inocente), Jesús fue golpeado, escupido y coronado con puntiagudas espinas que se introdujeron en su cabeza. Los soldados se burlaron de él, sus discípulos lo abandonaron y uno de sus amigos más cercanos negó con juramentos y maldiciones que le conocía. A pesar de que Pilato le hubiera gustado tener una tercera opción, un punto intermedio, ta...